Víctima del "Príncipe"

AutorFrancisco Marín

SANTIAGO.- El director de Prisiones Lit-tré Quiroga no tenía escapatoria. Además de su gordura, gran altura y tez morena, que lo hacían fácilmente reconocible, en las horas posteriores al golpe militar del 11 de septiembre de 1973 fue uno de los hombres más buscados de Chile.

Cargaba con el odio que le tenían los uniformados de ultraderecha, que lo hacían responsable de los supuestos maltratos que habría recibido en prisión el general Roberto Viaux Marambio, principal referente del gol-pismo previo al derrocamiento de Allende. Viaux fue condenado en junio de 1972 por su participación en el asesinato del comandante del ejército, René Schneider, el 22 de octubre de 1970, en una acción que pretendía impedir que el recién electo Salvador Allende asumiera la Presidencia, acción que contó con el respaldo de la CIA. Pero no sería Viaux quien cobraría venganza. Lo hizo un grupo de oficiales que participaron en "El Tanquetazo", la intentona golpista encabezada por el comandante Roberto Souper y otros ocho oficiales, entre quienes estaban los tenientes Edwin Dimter Bianchi y Raúl Jofré González, recientemente condenados por las muertes de Víctor Jara y Quiroga.

El Tanquetazo

El 29 de junio de 1973 Souper, al mando de su regimiento, realizó una violenta arremetida contra La Moneda. Los tanques abrieron fuego a las 08:58 horas: 500 balas impactaron la sede del gobierno; 16 oficinas de la Cancillería fueron destruidas. Pero fueron repelidos. Aquella jornada, Dimter entró con un tanque al Ministerio de Defensa para liberar al capitán Sergio Rocha Aros, detenido dos días antes al ser descubierto en un complot contra Allende.

"El Tanquetazo" sería finalmente sofocado por tropas leales al gobierno, encabezadas por el general Prats. Éste, en una de las acciones más memorables de la historia militar chilena, enfrentó sin más protección que la dignidad de su cargo a un batallón de tanques que apuntaban a La Moneda.

El alzamiento fue coordinado por Patria y Libertad, cuyo líder, Pablo Rodríguez, esperaba que la acción detonara una reacción en cadena que deviniera en la caída del gobierno. Constatado el fracaso, Rodríguez se asiló ese mismo 29 en la embajada de Ecuador.

Aquella jornada el general Pinochet se pondría su uniforme de combate y se mostraría abiertamente partidario de la preservación del gobierno, lo que le significaría ganarse la confianza del comandante Prats y del presidente Allende. Menos de dos meses más tarde lo colocarían al frente del...

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