¿Y las víctimas?

AutorJavier Sicilia

Ningún presidente antes de López Obrador había asumido esa responsabilidad de Estado. Esas palabras, en un México profundamente adolorido y victimizado, y en el marco de los 50 años de la masacre del 68, marcó una honda diferencia: teníamos frente a nosotros, por fin, a un estadista que tomaría en sus manos la agenda fundamental del país: la de la justicia a las víctimas que lleva a la paz, sin las cuales México permanecerá en el infierno.

Tres meses después, el 1 de diciembre, durante su discurso de toma de protesta como presidente constitucional, Andrés Manuel no sólo no pidió el perdón prometido; tampoco hizo mención de los cientos de miles de víctimas del país ni, en el orden de la justicia -con excepción del caso de los estudiantes de Ayotzinapalas incluyó en los 100 puntos de su plan de gobierno.

Lejos de ello, AMLO se refirió al gabinete de seguridad (punto 84), a la constitución de la Guardia Nacional (85), un eufemismo que, como lo hicieron sus antecesores a los que tanto criticó ("la violencia -dijo Andrés Manuel- en aquellos Diálogos- no se combate con violencia"), mantiene al Ejército en labores de combate, y a la constitución de 266 coordinaciones de seguridad pública (86).

La omisión de las víctimas en su discurso de toma de protesta, la reducción de ellas, en su plan de gobierno, a Ayotzinapa, su insistencia en la seguridad armada, su fijación en una amnistía que ahora llama "punto y aparte", y la inanidad de su discurso respecto a las víctimas durante la celebración del 70 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, preocupan mucho. Sobre todo porque desde aquel 14 de septiembre su equipo de Gobernación abrió mesas de trabajo con organizaciones de víctimas, pidió un documento sobre justicia transicional al CIDE y yo, personalmente, entregué a Alejandro Encinas una propuesta para mejorar sustancialmente la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), institución fundamental para los procesos de reparación de la justicia transicional.

Los documentos generados en las mesas de trabajo, el del CIDE y la propuesta para mejorar la CEAV son un material suficiente para haber diseñado ya una política de Estado en materia de justicia transicional que no vemos por ninguna parte.

Andrés Manuel no ha dejado de hablar de honestidad; ella es el fundamento de su gobierno. Pero la honestidad, antes que nada, pasa por el respeto a la palabra dada.

El mundo de los seres humanos -de sus objetos, de sus instituciones, de...

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