Vigencia del Novo dramaturgo en "A ocho columnas"

Fernando Bonilla Álvarez y un equipo histriónico transportan al público del Teatro Orientación hacia un viaje en la máquina del tiempo, con la reposición de A ocho columnas, comedia satírica que muestra la maraña de complicidad entre políticos y periodistas tal como la captó Salvador Novo durante el México priista de mediados de los cincuenta.

Pese al triunfo de Morena el pasado mes de julio, aquel histórico romance entre los poderosos y la prensa nacional aún es un mal persistente.

Quizá de ahí el éxito logrado entre las nuevas generaciones por esta adaptación visualmente fiel y cinematográfica de Fer Bonilla Álvarez (Ciudad de México, 1985), producida por el Instituto Nacional de Bellas Artes, Clavo Torcido y Próspero Mx, cuya corta temporada en el Orientación del Centro Cultural del Bosque cierra el 23 de septiembre.

Forma parte del ciclo "El país y su memoria", con las actuaciones de Luis Miguel Lombana, Sophie Alexander-Katz, Alondra Hidalgo, Pedro de Tavira Egurrola, José Ca-rriedo, Jerónimo Best, y Arnaldo Picazzo.

Luis Miguel Lombana, quien encarna al maquiavélico Torritos en la obra, equipara la cooptación actual al "Cuarto Poder" del añejo PRI:

"El chayote, la corrupción a la prensa mexicana son algo que vivimos cotidianamente con la fuerte manipulación de la información, es una tendencia no sólo en diarios y medios impresos de nuestro país, sino también a través de la radio e incluso, en las redes sociales".

El estreno de A ocho columnas se efectuó el 2 de febrero de 1956 en el Teatro de La Capilla (que Novo fundó dos años atrás), inspirándose el poeta por el Excélsior de aquel entonces y su periodista estrella de política, el tristemente célebre Carlos De-negri (1910-1970), que interpreta Lombana:

"Hoy verdaderamente hay que tomar con mucho cuidado lo que se ventila y lo que se establece como verdad periodística, porque sabemos perfectamente quiénes integran las largas listas publicadas con nombres de periodistas acusados de recibir dinero del gobierno de Enrique Peña Nieto, este es el tema que exactamente plantea Salvador Novo en A ocho columnas", apunta Lombana en referencia "a esos que han cobrado millonarias sumas en este sexenio".

Por su parte, el actor José Carriedo abunda:

A ocho columnas invoca un México de nostalgia, uno que pareciera maravilloso hasta que Salvador Novo se hace presente, desnudando la corrupción endémica que es y ha sido el cáncer principal del periodismo: venderse al poder. Y no sólo en términos económicos. Existe hoy en día una nefasta prensa que se enmarca como de espectáculos, nota rosa o del entretenimiento, escudada en no ser seria; esta prensa...

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