Vivir en Tampico: “¿Puedo contar mi primera balacera?”

AutorHugo Vargas

Tampico, Tamps.- Ante la cercanía de la Semana Santa, cuando la playa de Miramar se convierte en una cantina de cinco kilómetros y hay plena ocupación hotelera y derrama económica, las autoridades intentan adecentar el lugar. El ayuntamiento porteño prohíbe los vidrios polarizados y anuncia, con ese verbo en boga, que la Policía Federal “blindará” las fiestas de abril.

La alcaldía de Altamira decidió cerrar a las siete de la noche Playa Tesoro, un destino que ha intentado promover y donde espera recibir 70 mil visitantes.

Pero la crisis en el estado no amaina. A principios de este mes, las secretarías de la Defensa y de Marina tomaron el control de la vigilancia de los 19 puertos más importantes del país, incluidos Tampico y Altamira, mientras en Tamaulipas sigue la guerra entre los cárteles, con tiroteos y el estallido de un coche-bomba en las instalaciones de la Policía Estatal en Ciudad Victoria, que dejó dos heridos.

Tampico llegó a las primeras planas de los diarios del país en abril de 2010, cuando la vida literalmente se detuvo: cerraron los comercios, las calles estaban vacías y el transporte público, sin pasajeros. El cártel del Golfo publicó un desplegado en la prensa avisando del toque de queda:

“Este fin de semana respeten el toque de queda… No salgan. Tenemos orden de defender la plaza de todos los enemigos, nosotros no tenemos la culpa de donde se suciten (sic) las balaceras, somos parte de Tamaulipas. No se asusten, nada les va a pasar, todo es en contra de los zetas no contra la ciudadania (sic). En serio, no tengan miedo, solo (sic) respeten el toque de queda de este fin de semana y nadie saldrá herido, sigan su vida normal, los marinos no vienen por el cartel (sic), solo (sic) a correr a los zetas.”

En mayo del año pasado Tamaulipas ocuparía un lugar destacado en la información nacional con el asesinato del candidato panista a la alcaldía de Valle Hermoso, Mario Guajardo Varela; y en junio, con el de Rodolfo Torre Cantú, candidato priista a la gubernatura.

Ese mismo mes, Humberto Valdez Richard, secretario de Desarrollo Social, informaba que la pobreza había crecido en Altamira, Matamoros, Laredo y Reynosa. Y el 28 de julio, Luis Apperti, presidente de la Asociación de Industriales del Sur de Tamaulipas, advertía que las empresas alemanas, estadunidenses, italianas, coreanas e indias instaladas en Altamira analizaban “la posibilidad de cerrar por el clima de inseguridad”.

Óscar Pérez Inguanzo, alcalde saliente de Tampico, calculaba en 30% la pérdida de inversiones por la inseguridad y decía que hoteles, restaurantes e infraestructura turística habían sido los rubros más afectados.

La alcaldesa entrante, Magdalena Peraza Guerra, aceptaría que su administración nacía en “un periodo de crisis” y que era “un momento difícil para gobernar Tampico”. Tan difícil, que tres integrantes del cabildo (dos...

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