"Vivo entre gente que, dicen, no es de tu altura" 4 símbolos en la 4T

AutorFabrizio Mejía Madrid

"Porque aquí es donde vivo, y yo ya no soy un pendejo."

El pueblo, desde que se enuncia, es político. Es delimitar el terreno, los sujetos, sobre el que se disputa la igualdad. En este año de lopezobradorismo el "pueblo" es el titular de la soberanía y, al mismo tiempo, es una duración. Antes, sólo fue el que se oponía a los poderosos con el peligro de la sedición o se contraponía a "los sabios", a los virtuosos, señalados así por el sistema del elogio mutuo. La derecha que no aceptó el resultado de las elecciones en su contra refunda ese discurso sobre "el pueblo" cuando dice que sus opiniones son erróneas. Para ese discurso que, a veces también retoman ciertos artistas y científicos, compartir la opinión mayoritaria es caer en la ignorancia, porque ser crítico, de antemano, es ser inteligente. Así, se engarzan a una idea negativa del pueblo, que es el engañado eterno, el que "habla mal", el que emigra. Es decir, "lo otro", que puede ser abusado, sometido, desaparecido. En lo simbólico de la 4T, el "pueblo" es una enunciación que abre la pertenencia a México a los excluidos durante 36 años: los ancianos, las madres solteras, los ninis, los campesinos casi sin tierras. Es una forma distinta de plantear la brecha de siempre entre policía y política, entre utilidad y justicia.

"Y el día que el pueblo me falle/ ese día voy a llorar."

Nadie ha visto nunca al Estado porque es una relación por la que circula el poder: alguien manda y otro obedece. La representación simbólica del Estado ha variado con las décadas neoliberales: del tradicional retrato del presidente en las oficinas de gobierno (Salinas, Zedillo, Fox) hasta una idea terrible que emergió del calderonismo, el del militar encapuchado. El Estado del lopezobradorismo es una delimitación de sus funciones: no mantiene ya a los que han vivido de aclamar al "libre mercado", la "competencia" y denunciar la maldad del mismo Estado que les otorgó dinero para que lo administraran, becas, contratos y condonación de impuestos. Se pretende redefinir al Estado, no haciéndolo más grande, sino más concentrado en separarse de la economía. En ello va una reinvención de la política, no como "servicio contratado", sino como el actuar, enunciar y delimitar una brecha que tendió a desaparecer entre el dinero público y la plusvalía de los empresarios, incluyendo los que se dedicaban a actividades ilegales. Este nuevo Estado no refunda el poder -no puedo sin enfatizar el carácter moderado del...

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