Voces universitarias

AutorSantiago Igartúa

Diez mil veces se imprimió otra protesta en volantes que se distribuían por las facultades de Ciudad Universitaria: “El narco y el gobierno están convirtiendo nuestro país en un inmenso cementerio”. El escrito hacía el recuento del horror: las fosas clandestinas que aparecen sin tregua, decenas de miles de personas despojadas de la vida, los desaparecidos sin sepulcro, el dolor sin límite de familias mutiladas. “Quién sabe cuánto más tengamos que aguantar en medio de esta supuesta guerra contra el narcotráfico. ¡Fuera los paramilitares! ¡Fuera el ejército de las calles!”, caía la tinta como el plomo.

Desde el hastío, organizaciones estudiantiles de distintas corrientes ideológicas exigieron la desmilitarización del país. En entrevista con Proceso, Raúl Romero, coordinador de la marcha en la UNAM, inicia el relato:

“Entendimos que no podemos discutir un proyecto de nación si tenemos las botas de los militares pisándonos los cuellos y baleando jóvenes. Lo urgente ahora es parar el proceso de militarización; lo importante es parar esta guerra; lo ineludible es denunciar que la presencia de militares en las calles ha aumentado los índices de violaciones a los derechos humanos y la sangre en las calles.”

El discurso del presidente, continúa Romero, es el discurso de la guerra. “Calderón tenía que legitimarse y escogió la vía armada. En el gobierno han interpretado la protesta social a su antojo. Si la gente pide seguridad, ponen más militares, pero no nos están garantizando seguridad. Para estos locos, 40 mil personas muertas es sinónimo de que van ganando la guerra que ellos fomentaron”.

Desde el Estado y hacia afuera se pierde la noción de autoridad “desde el momento en que el Ejército rompe la propia ley y asesina”, opina el estudiante Raúl Álvarez, de la Facultad de Ciencias, de cabello largo e incipiente bigote.

Por su parte, el maestro de posgrado Marco Méndez de Oca critica que, en su “campaña”, el gobierno federal ha uniformado las muertes: “Nos dicen que prácticamente todos los muertos son narcotraficantes. Aun si lo fueran, y sabemos que no lo son, tendríamos que reflexionar que si hay más de 40 mil narcotraficantes, algo está terriblemente mal con el país”.

En la UNAM, la Ley de Seguridad Nacional que se discute en el Congreso es rechazada por el consenso estudiantil por apuntar a la legalización del estado de excepción, que empodera a la milicia y prolonga la lógica de la “barbarie”.

“La brutalidad no sólo es del gobierno, también...

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