Vuelo nocturno

Desde hace varios años vivimos acá por la Colonia Tierra Propia, en Guadalupe, Nuevo León.

Cuando llega el verano, acostumbramos subirnos al techo para disfrutar el ver las estrellas y meteoritos que pasan por ese inmenso cielo nocturno.

Sin embargo, han sucedido cosas que escapan a nuestra lógica, eventos muy extraños, que nos dejan intrigados y tratando de encontrarles sentido.

En ocasiones estamos tan a gusto platicando y contando historias, que nos gana el sueño y quedamos profundamente dormidos.

Pero yo, como estoy a la cabeza de la familia, me despierto de vez en cuando para revisar que todo esté bien en los alrededores y que todos duerman en paz.

Una madrugada algo me hizo despertar, un vientecillo extraño proveniente de la Sierra Madre soplaba agitando las copas de los árboles.

En ese instante vi una sombra color café oscuro surcar el cielo sin hacer el menor ruido.

Desperté a mi hijo para que viera y me ayudara a identificarla, en ese momento pasaron dos y luego otras dos y finalmente otro par, quedamos impactados.

Estuvimos de acuerdo en que no eran aves, ni zopilotes, lechuzas o búhos, aquellos bultos parecían en tamaño y aspecto a un humano.

Eso nos dio pendiente, porque ya habíamos visto algunas bolas de luz blanca allá rumbo a las faldas del Cerro de La Silla y decía la gente que eran brujas, que tuviéramos cuidado.

Aunque esto que vimos no tenía luz por ningún lado, más bien parecía como si quisieran pasar desapercibidas y volaban con el mayor sigilo y rapidez.

Días después le comenté a un amigo que es cristiano, sobre esto y me dijo muy serio: "Eso no es nada bueno, esos bultos ya los he visto acá donde vivo (en el Pueblo de San Roque).

Los viernes en la tarde hacemos una reunión para niños en la casa, mi esposa tiene ese ministerio y se encarga de realizar actividades y otros ejercicios bíblicos.

Regularmente mi mujer los lleva al techo de la casa donde tiene mesas, sillas y las cosas que necesita para su labor, mientras yo la apoyo con oración y lo que se ofrezca en la planta baja.

Este día que le cuento ya estaba por terminar la reunión, el Sol se había metido y empezaba a oscurecer.

Como eran cerca de treinta niños, teníamos que encaminarlos y guiarlos a sus casas, así que sólo esperaba que me llamara mi mujer para apoyarla.

Sin embargo, sentí algo en mi corazón que me decía que subiera al techo y así lo hice.

Cuando estaba arriba empecé a mirar a todos lados...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR