Vuelve la amenaza bélica a Gaza

AutorBeatriz Lecumberri

GAZA.- Cuando baja el sol y el calor da una tregua, el puerto de Gaza se convierte en un bullicioso lugar de encuentro. Pescadores reparando redes, niños correteando por la arena, amigos compartiendo refrescos y jóvenes parejas que afianzan tímidamente su noviazgo bajo la mirada atenta de algún familiar se concentran al atardecer en uno de los pocos lugares de la Franja donde se puede respirar y sentir una necesaria levedad.

El paseo marítimo de Gaza, si es que así puede llamarse a esta desordenada avenida sin terminar de asfaltar y que huele a pescado y gasolina, frente a un mar contaminado, también es en estos días el lugar de ocio preferido de decenas de personas, la mayoría varones jóvenes que usan muletas; sus piernas desnudas muestran los aparatosos hierros colocados en el quirófano para soldar los huesos. Los gazatíes adivinan que esos jóvenes fueron heridos en las manifestaciones que se organizan desde finales de marzo ante la barrera de separación con Israel.

Anas al Krinawi es uno de ellos. Con una mueca de dolor, sin apoyar la pierna izquierda y sujetado por dos amigos, consigue llegar hasta una silla de plástico orientada hacia el mar y la puesta de sol. "Los soldados israelíes me dispararon hace 20 días en la frontera. Tuve suerte", dice, casi a modo de saludo.

Tiene 21 años, es alto y delgado. El cabello negro repeinado y el agua de colonia delatan la coquetería propia de la edad y la importancia que concede a esta salida a la playa con sus amigos, con quienes acude prácticamente cada día a la frontera con Israel, incluso después de haber sido herido. "A veces salimos de clase, vamos para allá y dormimos en la frontera. Se ha convertido en nuestra segunda casa", explica.

Anas estudia ingeniería, nunca ha salido de Gaza y ha vivido tres guerras desde que tiene uso de razón. Sueña con ir a París, bañarse en un mar limpio y visitar la que fue la casa de sus abuelos, cerca de Asdod, en el centro de Israel.

Las decenas de miles de participantes en estas manifestaciones, llamadas la Gran Marcha del Retorno, piden justamente esa vuelta de los refugiados palestinos a las tierras de las que ellos o sus familias fueron expulsados en 1948, tras la creación del Estado de Israel, y el fin del bloqueo que se impone a la Franja de Gaza desde hace más de 11 años, que aisla y empobrece cada día un poco más a este pequeño territorio de 365 kilómetros cuadrados.

"Mírame. Míranos", pide Anas a esta reportera. "¿Parece que somos miembros de Hamas?", pregunta, refiriéndose al movimiento islamista palestino que gobierna la Franja desde 2007 y es considerado terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea.

"Eso es lo que quiere Israel: hacer creer al mundo que todos los manifestantes son...

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