Wali, el francotirador voluntario

AutorJaime Porras Ferreyra

MONTREAL, CANADÁ.- A primera vista Wali parece un estudiante universitario. Viste camisa a cuadros, sonríe sin disimulo y aparenta una década menos de su edad real. Nada deja ver su pasado militar y sus recientes acciones como combatiente voluntario. Y aunque por razones de seguridad él evita dar detalles de su identidad, se sabe que nació en esta ciudad en los ochenta y se llama Olivier Lavigne-Ortiz.

La primera vez que viajó a Afganistán como miembro del ejército canadiense, la población local comenzó a llamarlo Wali, por la dificultad de pronunciar su nombre de pila. Acaba de volver hace pocas semanas del norte de Irak, donde enfrentó al Estado Islámico (El) sumándose a las fuerzas kurdas. "El único lenguaje que comprenden los yihadistas es el de la violencia".

Estuvo 12 años en el ejército. Primero en una unidad de artillería en Ontario; después se integró a la infantería, en un regimiento de Quebec. Ahí recibió adiestramiento como francotirador. En 2008 ganó el título del mejor en su disciplina en todo el ejército y en 2009 participó en su primera misión en Afganistán, durante nueve meses, en labores de patrullaje. Regresó el año siguiente para capacitar a la policía en un curso de 28 semanas.

Abandonó las filas militares en abril pasado. Dice que quería enfrentar otros retos, le parecía demasiado largo el tiempo alejado de la acción y deseaba sentirse útil. Reconoce en esto una cierta adicción a la adrenalina: "Mentiría si dijera lo contrario, pero actúo de acuerdo con mis códigos de honor, apoyando una causa justa", afirma.

La primera opción que evaluó fue ir a combatir al El: "No podía quedarme cruzado de brazos. Esta lucha es similar a la que se dio contra el nazismo", dice.

Paradójicamente utilizó como herramienta de contacto con los grupos kurdos la misma que los yihadistas para reclutar: las redes sociales. Escribió a los Leones de Ro-java, organización que tiene combatientes extranjeros, y a los Peshmergas, las fuerzas militares del Kurdistán. Ambas agrupaciones mostraron interés en el canadiense.

Finalmente voló a Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, con equipaje ligero: alguna ropa, binoculares, un par de luces infrarrojas y una biblia (no se considera religioso, aunque dice que leerla lo inspira). Estuvo en el frente de principios de julio a mediados de octubre pasados. Pensó que formaría parte de los Leones de Rojava, pero como no confiaban completamente en él, se pasó con los Peshmergas.

En combate

Reconoce una y otra...

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