Wallace, cómplice de Gualberto Ramírez

AutorRicardo Raphael

La denuncia de hechos fue tan ridícula como rocambolesca: no hay antecedente similar donde una periodista haya sido acusada de complicidad con la delincuencia organizada, por parte de la PGR, a causa de su trabajo.

El 31 de mayo de 2014, Anabel Hernández publicó (Proceso 1960) una serie de documentos que sugerían la existencia de, al menos, dos identidades oficiales para el hijo desparecido de Isabel Miranda de Wallace. La presunta víctima contaba con un par de actas de nacimiento y también dos CURP.

Cinco años después la versión expuesta por Hernández ha sido confirmada. Hoy hay evidencia de laboratorio que comprueba, desde el punto de vista genético, que Hugo Alberto Wallace Miranda es en realidad hijo de Carlos León Miranda.

Este material coincide con el acta de nacimiento registrada por los padres de Hugo Alberto quien, en el año de 1970, fue inscrito con los apellidos León Miranda.

El reportaje de Anabel fue el primero que puso realmente en evidencia las fabricaciones del caso Wallace. Por eso se entiende que, en su momento, Isabel Miranda haya hecho cuanto estuvo en su poder para desbarrancar las investigaciones de la periodista. Usó para ello la enorme influencia que tenía sobre el subprocurador Archundia y también sobre la unidad antisecuestros, adscrita a la SIEDO, cuyo titular era Gualberto Ramírez Gutiérrez.

Para fabricar la denuncia en contra de Anabel Hernández, los agentes del Ministerio Público cometieron actos arbitrarios e ilegales que hoy vale la pena relatar:

La primera víctima de esa fabricación concreta fue Giel Meza, un abogado dedicado a los derechos humanos que hoy está asociado a En Vero, organización canadiense que ha venido apoyando a las víctimas del caso Wallace.

El domingo 13 de julio de 2014, cerca de su domicilio, Giel Meza fue secuestrado por dos hombres y dos mujeres. A empellones lo subieron a un vehículo sin rótulo ni placas oficiales y luego lo condujeron a la oficina que la SIEDO tenía en la Plaza de la República.

Al llegar a esa dirección, sus secuestradores se identificaron como agentes de la PGR y le informaron que estaba siendo trasladado en calidad de detenido por una denuncia presentada en su contra a propósito de la investigación sobre el caso Wallace.

Sin embargo, apenas cruzó el umbral de ese edificio, cambió su estatus. El titular de esa Unidad, Gualberto Ramírez, le informó que en realidad estaba ahí en calidad de testigo.

Giel Meza, quien es licenciado en derecho, exigió explicaciones. ¿Por...

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