Wong Kar-wai, por siempre

AutorJavier Betancourt

Desde la década de los noventa, las innovaciones en el ritmo, la manera única de editar, el rechazo a contar relatos lineales, junto con su manera de componer imágenes a base de coreografías, se han integrado por completo al lenguaje de cine contemporáneo; el estilo de Wong puede notarse en cualquier director que trate temas como el amor, la memoria, el tiempo.

Imitado, asimilado consciente o inconscientemente por innumerables directores, sus figuras de estilo, tropos, han dejado de sorprender; lo que nadie ha conseguido copiar es el tono, la carga de nostalgia, angustia y melancolía que destilan sus películas. La poética de este artista, nacido en Shanghai, se alimenta del exilio resultado de la Revolución Cultural en China, de la incertidumbre de la devolución de la colonia británica en 1997 y de las posibles consecuencias que esto implicaría. El cine de Wong Kar-wai es el mapa y el testimonio de esa historia.

Los títulos de sus cintas, en general, se conocen en inglés, poco tienen que ver con los títulos en cantonés, A tears go by (Carmen en Mon Kok, 1988) o Days o Being Wild (Historia de un revoltoso, 1990), cinta con la que incluye ya los temas que desarrolla posteriormente: el desencuentro amoroso, el amor no correspondido, la búsqueda del objeto perdido, el suplicio de Tántalo de tenerlo frente a sí y saberlo imposible.

Las condiciones políticas son parte del genoma de su obra, pero sólo de manera tangencial y metafórica, como ocurre en 2046 (2004), que alude a ese año en el futuro cuando Hong Kong regresaría por completo a integrarse a la China...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR