México, tablero de un ajedrez de espías

AutorJuan Alberto Cedillo

MONTERREY, NL- El empre sario estadunidense Wi-lliam Rhodes Davis vino a vivir a México cuatro meses después de la nacionalización de la industria petrolera. Al llegar al Distrito Federal comenzó a gestionar ante el presidente Lázaro Cárdenas un permiso para invertir 10 millones de dólares en la explotación de crudo en la región de Poza Rica.

Cárdenas autorizó el proyecto en vista de que a la recién creada paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) le hacían falta recursos. Gracias a esa inversión Davis obtuvo el primer contrato privado de la paraestatal para explotar pozos petroleros en Veracruz. El estadunidense -calificado por los funcionarios de Pemex de la época como "uno de esos sujetos inescrupulosos, habilísimos negociantes, que ocupan los departamentos presidenciales en los más suntuosos hote-les, saben gastar dinero y son inteligentes y audaces"- había entrado en contacto con el gobierno mexicano meses antes de la expropiación que afectó a empresas de Inglaterra, Holanda y Estados Unidos.

Luego se presentó ante Cárdenas como intermediario de los gobiernos italiano y alemán para comprar grandes cantidades de crudo, cuando los países agraviados anunciaban un boicot contra el petróleo mexicano.

Tras reunirse con los representantes de Pemex, Davis obtuvo varios contratos para comprar crudo destinado a Italia y a cambio se comprometió a construir tres barcos con capacidad de 10 mil barriles cada uno. También logró convenios para la venta de petróleo a Berlín.

Los recursos que administraba para esas compras provenían del banco central alemán, el Reichsbank, y habían sido autorizados por el ministro de Finanzas, Hjalmar Schacht, por órdenes directas de Adolfo Hitler.

Meses después el petrolero estadunidense ya adquiría alrededor de 70% de las exportaciones de Pemex destinadas a Alemania e Italia.

Pero en México todos sus movimientos eran vigilados por los hombres de Wi-lliam Stephenson, jefe de la Coordinación Británica de Seguridad (BSC), quien despachaba en Nueva York.

El gobierno británico había designado al canadiense Stephenson jefe de la BSC en Estados Unidos. La organización de espionaje dependía del Servicio Secreto de Inteligencia (MI-6) y su misión era neutralizar las actividades de los nazis en Norteamérica además de ganarse el apoyo de los estadunidenses con miras a la guerra que se avecinaba.

Los espías de Stephenson descubrieron que, además de comprar petróleo para Alemania, Davis se implicó en proyectos secretos para la Armada del Tercer Reich que operaba en el Golfo de México.

Para el verano de 1941 estaba edificando bases para suministrar combustible a los submarinos germanos en pequeñas islas del Caribe y el Atlántico, con la finalidad de que no tuvieran que regresar a Europa a reabastecerse. El carburante era trasladado a esas islas en embarcaciones mexicanas.

En el proyecto...

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