Yerros y negocios turbios en la pomposa Liga Premier

AutorRaúl Ochoa

De manera inopinada y a costa de vulnerar su propio reglamento y el estatuto social de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), desde el 15 de junio último la Segunda División Profesional, correspondiente a la tercera categoría del futbol de México, se convirtió pomposamente en la Liga Premier. Sin embargo, lo peor aún está por venir, pues el calendario del torneo ya se retrasó e incluso puede ser suspendido.

Hace un mes, sin previa autorización de los afiliados de la Segunda División, el presidente de ésta, José Vázquez Ávila, impidió el ascenso a varios equipos y modificó el nombre del torneo, que además fraccionó en dos categorías: Serie A y Serie B -la extinta Liga de Nuevos Talentos-, con dos claros propósitos:

El primer sector, que incluye a las filiales de la Liga MX, estará integrado por los equipos que a consideración del directivo tendrán derecho a pelear el ascenso; en el segundo, las escuadras serán simples participantes sin opción de avanzar de categoría.

A este sombrío panorama en la naciente Liga Premier debe agregarse un nuevo escándalo: la disputa por los derechos de propiedad del equipo Atléti-co Estado de México Futbol Club (AEM); su venta fraudulenta se concertó en las oficinas de la propia FMF y fue aprobada por el propio José Vázquez Ávila, titular del sector.

Hace dos años, el abogado Miguel Ángel Rogel Velázquez adquirió dos franquicias en las ligas de ascenso del futbol profesional del país: una en la Segunda División (Club de Futbol Inter de Acapulco, ahora llamado Atlético Estado de México) y otra en la Tercera División (Club Linces de Tlaxcala), cuyos derechos federativos pertenecen a la Universidad Metropolitana de Monterrey (UMM), sociedad civil con sede en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala.

En la transacción participaron Rogel Velázquez y Antonio Serrato Maldona-do, quien fue presentado al debutante empresario de futbol por el tesorero del comité ejecutivo de la Segunda División, José Luis Herrera Paredes. Para darle certeza legal a la compraventa, Vázquez Ávila acreditó al vendedor como representante de los mencionados equipos y apoderado legal de la UMM.

Según el convenio, Inter de Acapulco FC se vendió en 4 millones 300 mil pesos, mientras que Linces de Tlaxcala se cotizó en 850 mil, cantidad que cubrió en su totalidad.

Por la adquisición de la franquicia de la Segunda División el cliente dejó un cheque en garantía como pago inicial ante el tesorero de la liga. Además, entregó un pagaré fechado el 23 de julio de 2015 a nombre de Marco Antonio Serrato Maldonado, dado en garantía por las cantidades acordadas; en total, 1 millón 122 mil pesos.

Transacción polémica

La evidencia más clara de que las negociaciones transcurrieron normalmente es que la propia Segunda División reconoció la cesión de derechos del Inter de Acapulco a...

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