Yihadistas franceses tienen a Macron contra la pared

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS.- Cae el veredicto de la Corte Penal Central de Irak: pena capital para Bilel Kadaoui, de 32 años; Mourad Delhomme, de 41; Fodil Tahar Aouidate, de 33; y Vianney Ouraghi, de 28. Cuatro franceses acusados de pertenecer al Estado Islámico (EI).

Es el domingo 2. Las audiencias de cada uno apenas duraron una hora. Los abogados de oficio, que accedieron a los expedientes media hora antes de iniciarse el juicio, tuvieron una presencia meramente simbólica. Los acusados tuvieron pocos minutos para expresarse. Ahora disponen de un mes para apelar su sentencia.

Estas condenas a muerte, que se suman a las pronunciadas por el mismo tribunal antiterrorista de Bagdad entre el 26 y el 29 de mayo contra otros siete yihadistas franceses, dejan en un aprieto al presidente Emmanuel Macron.

El mandatario francés está contra la pared: por un lado proclama respetar la soberanía de Irak y la de su justicia; por otro, tiene la obligación constitucional de oponerse a la ejecución de sus connacionales, pues Francia abolió la pena de muerte en 1981.

Además, el tema de un eventual traslado a Francia de los excombatientes del EI genera tensiones crecientes entre amplios sectores de la opinión pública, traumados por los atentados terroristas cometidos en suelo galo, y grupos minoritarios pero influyentes apegados a la defensa del estado de derecho y de los derechos humanos.

Problema viejo

El embrollo empezó durante el mandato de Francois Hollande, con las derrotas del EI en Irak y Siria y las detenciones de sus combatientes por la coalición árabe-kurda de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), apoyada por Washington. Y fue a raíz del aparente desmoronamiento del EI a principios de 2019 -y de las detenciones masivas de los yihadistas y de sus familias- que el problema se complicó.

El noreste de Siria, el Kurdistán Sirio, goza de una autonomía de hecho, pero no tiene existencia legal; cuenta con un "autogobierno" que carece de reconocimiento internacional y con un sistema judicial de excepción, expeditivo y aleatorio.

La presencia de miles de presos amontonados en campos insalubres en ese pequeño territorio, económicamente frágil y amenazado a la vez por Turquía y la coalición irano-siria, se vuelve insostenible para las autoridades kurdas, que acaban presionando a los países implicados para que repatrien a sus ciudadanos.

La situación también es insostenible para Macron, quien gusta de enarbolar la imagen de "Francia, cuna de los derechos humanos" y que por lo tanto no puede ni debe aceptar que sus 450 connacionales -entre los que hay 210 menores de edad-sigan detenidos, sin derecho alguno, en el vacío jurídico y penal...

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