Zona Submetropolitana / Cultura del desastre

Ahora que la mayoría de capitalinos se encontraba en pleno disfrute de su apoteosis de Semana Santa, en la Ciudad de México ocurrió un incendio de grandes magnitudes en lo que, algunas veces, se convierte en los Alpes Citadinos: el Cerro del Ajusco.

Así, mientras los habitantes del D.F. se regocijaban en las aguas de algún paradisiaco destino turístico, elementos de las más diversas corporaciones no podían detener el fuego que se propagó por los terrenos colindantes al Ajusco, Los Dínamos y el Desierto de los Leones -que después de la quemazón va a estar más desierto todavía-.

Una zona equivalente a 350 hectáreas se consumía por el fuego, el cual, según algunas informaciones, pudo haber sido provocado por comunidades agrícolas, empresas explotadoras de madera y/o gente con intereses en la zona.

Lo que el siniestro deja entrever, es la enorme fragilidad y el riesgo en que se encuentra permanentemente nuestra ciudad ante fenómenos de esta naturaleza: inundaciones, desgajamiento de casas construidas sobre minas y barrancas, temblores y demás.

Por si ésto fuera poco, se dio a conocer que el H. Cuerpo de Bomberos no cuenta con los recursos materiales y financieros suficientes para hacerle frente a estos acontecimientos; resulta interesante saber que, en comparación con las fuerzas de "tragahumo" de otros países, la nuestra está muy por debajo de los presupuestos asignados a esas corporaciones; además de no contar con tecnología de punta para combatir una conflagración de esta magnitud.

Y para muestra dos ejemplos: el primero, un helicóptero que, con la intención de acercarse a la zona, apenas inició su despegue se desplomó, con lo cual el único acercamiento que tuvieron sus pasajeros con el accidente fue el irse hacia el hospital más próximo.

El segundo ejemplo tiene que ver con la necesidad de "rentar" aviones cisterna extranjeros que tengan la capacidad de, si no detener las llamas, sí aminorar las condiciones del siniestro: ¿qué nunca antes nadie había ya pensado en ésto?, ¿en qué trabajaban entonces nuestros impuestos?

Se estima que llegaron a trabajar cerca de mil 400 personas para sofocar el incendio, pero no se crea que todos eran bomberos... no; en las acciones intervinieron también elementos del Ejército -esos que están cuidando Chiapas de quién sabe qué-, gente de la Secretaría de Medio Ambiente, de las Delegaciones y de Protección Civil -burócratas con manguera, me dice el de junto-; así como cientos de ciudadanos voluntarios...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR