Zona submetropolitana / Jóvenes al ataque
Se está empezando a gestar una nueva movilización juvenil y tal parece que nadie, en el gobierno, la está viendo.
¿Acaso no le importan los jóvenes de verdad?...
¿Les tiene miedo?, o ¿ya tienen listo un dedazo bajo el brazo?... NPI.
En esta semana, diversos grupos de jóvenes, colectivos y especialistas, redactaron un "enérgico extrañamiento" colectivo en torno a las decisiones actuales que está tomando el gobierno federal.
Para introducir estas ideas, me permito presentar algunas de las primeras nociones básicas que se han gestado en este grupo.
A lo largo de la historia en México, las políticas públicas en materia de juventud han sido erráticas, alejadas y desconectadas de la realidad que enfrentan cotidianamente las y los jóvenes.
Se ha tratado más de políticas sexenales que de una verdadera política de Estado.
Hoy, hay en el país 29.7 millones de jóvenes, de los cuales el 50% vive en condiciones de pobreza.
Las diversas y desiguales juventudes de México, han vivido y viven en un contexto de crisis económicas recurrentes, han padecido el declive de las políticas sociales.
Son protagonistas de los acelerados cambios culturales y sociales derivados de la globalización y la aceleración tecnológica.
Al deterioro en sus condiciones de vida, dificultades como el acceso a la educación, al empleo digno, a la cultura, se añade hoy el horizonte de una violencia que sacude con fuerza los territorios juveniles.
Las y los jóvenes son actores y víctimas fundamentales del resquebrajamiento del tejido social.
EL AUMENTO DE LA VIOLENCIA
Según datos del INEGI, solamente en 2010, fallecieron 37 mil jóvenes y de las defunciones entre la población joven, 43.6 por ciento fueron por homicidio y la mayor parte de éstas se dan por lesiones con arma de fuego (74.6 por ciento), seguidas por armas punzocortantes (9.9 por ciento) y sofocación (5.5 por ciento).
En la última década, el suicidio aumentó 31 por ciento entre jóvenes de 14 a 21 años.
Al año, se registran, al menos, 10 mil 500 intentos suicidas juveniles.
El problema central para las juventudes del país, urbanas y rurales, mestizas e indígenas, mujeres y hombres, conectados y desconectados, se centra en las enormes dificultades de acceso a una vida digna, autónoma, informada, libre de violencia.
Las políticas públicas que esta complejidad requiere, desbordan -con mucho-, la decisión de mantener sectorizado al IMJ, haciéndolo depender de la Sedesol.
Ante las decisiones del Ejecutivo en su decreto del 2 de...
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