Zona Submetropolitana / El juicio final

Todavía no hay orden de aprehensión, pero si no le da frío al Juez José César Flores; si no se echa para atrás la denuncia presentada el jueves pasado por el Fiscal Especial Ignacio Carrillo Prieto; si no se amilana el gobierno federal con los chantajes del PRI, en unos días se darán a conocer, finalmente, los resultados de la primer investigación sobre una parte del negro período de la Guerra Sucia de los años setenta.

Ya lo comentábamos la semana pasada, no se trata sólo de meter a la cárcel a los responsables. Se trata de dar validez al ejercicio del Estado de derecho que debe regir nuestras vidas, que debe ampararnos y protegernos a todos, no sólo -como antes- a los gobernantes que quedaban impunes... ¡hicieran lo que hicieran!

He leído en esta semana los comentarios y observaciones que hicieron otros periodistas, columnistas e investigadores a este respecto y tal parece que hay una idea generalizada de que quizá fuera ésta "la última llamada"; la última oportunidad para que Vicente Fox llegue vivo al final del sexenio en vez de ser sepultado bajo sus escombros, como escribió Denise Dresser, el lunes pasado en la página editorial del Reforma.

¿Porqué la última llamada?, porque este sexenio empezó con una mercadotecnia enorme que cifraba su lenguaje en una sola palabra, siempre esperada, siempre deseada: "Cambio". Y así se presentaba: "el gobierno del cambio"... pero a lo largo de estos cuatro años poco ha cambiado, poco se ha avanzado y hay un sentimiento generalizado de decepción y de hastío por la política y por los políticos, -a pesar de las famosas Buenas Noticias-.

Si lo vemos bien, la respuesta de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado y el enjuiciamiento de los responsables de los asesinatos de cientos de personas, no sólo representa una última llamada del gobierno actual sino que puede transformarse en un auténtico Juicio Final para los involucrados en este asunto que a todos nos concierne.

O sea, se puede optar por romper definitivamente con el viejo sistema establecido (que sería como el Juicio Final del pasado), o bien, permitirle que siga haciendo de las suyas (que sería como el Juicio Final del presente).

Esa es la disyuntiva, ese es el tamaño del reto que implica juzgar algunos de los abusos más visibles que fueron perpetrados impunemente por los gobiernos del PRI. No se trata de perdonar ni de olvidar el pasado, se trata de darle un severísimo golpe a la vieja impunidad del Estado, al...

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