Zona submetropolitana / El megafraude

Con las elecciones del domingo pasado, regresamos a lo que se ha llamado "Elecciones de Estado".

O sea, "no son creíbles" y parecen fraudulentas si se comparan a nivel internacional.

Hubo ríos de dinero, legal e ilegal, que se repartieron en las elecciones.

El Instituto Nacional Electoral, fue omiso. Los OPLES (Organismo Público Local Electoral), son sumisos a los gobiernos estatales. El resultado final es una falla grave de nuestro sistema electoral.

Hay una pésima calidad de los comicios... aunque el gobierno diga lo contrario.

Ya no hay ninguna duda de las distintas formas de intervención desde el gobierno a favor de su partido.

Ya sabemos que en un gobierno como el que padecemos, los intereses del PRI siempre terminan por anteponerse a nuestras leyes y, peor que eso, al avance democrático que hemos tratado de construir a lo largo del tiempo.

Es cierto, hace 50 años estábamos mucho peor que ahora, pero hemos avanzado muy poco en ese largo tiempo.

"El pueblo tiene el gobierno que se merece" y quizá por esa misma indolencia y esa falta de desarrollo, no nos espante ver dejar un montón de cabezas de cerdo ensangrentadas (al mejor estilo Narco), el sábado (un día antes de las elecciones) enfrente de las instalaciones de Morena en Ixtapaluca, Tlalnepantla, Cuautitlán y Tecámac.

O las coronas de muerto que enviaron con los nombres de los líderes de Morena en algunas de sus casas.

¿Y eso no le representa ninguna prueba a las "autoridades"?

Se volvió natural el ciclo de las elecciones: Primero vienen los actos anticipados de campaña. Después, la elección de candidatos. Sigue la campaña, con su vorágine de spots y propaganda. Llega la votación. Aparecen las demandas por fraude. Llegan las marchas e impugnaciones. Y al final, aparece la elección de los magistrados electorales.

O sea, los ciudadanos no elegimos.

O como se dijo en el Instituto Electoral de Edomex (INEEM): "Hay que tener altura de miras... Y aceptar los resultados"... ¿Por la fuerza?

Dice Sergio Aguayo: "No es la primera vez que los partidos perdedores descalifican los procesos. Desconcierta, por tanto, que no hayan empujado cambios a las leyes. Tampoco entiendo por qué no dedican parte de sus cuantiosos recursos a detallar y demostrar la fenomenología de los fraudes" (Reforma 07/VI/2017).

Se podrían escribir varios libros con las historias de los fraudes electorales en México, pero eso no resuelve nada.

Al gobierno federal le interesa que sigamos viviendo en medio de una porquería...

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