Zona submetropolitana / ¡Viva México!

Perdonarán mi exceso de optimismo (pero es sólo en estos días), ya que en el mes de la Patria me ganan las ganas y: "no quiero arrepentirme después/ de lo que pudo haber sido y no fue/ hay que saber que la vida/ se aleja y nos deja/ llorando quimeras", como diría Gigliola Cinquetti y el Trío Los Panchos en "Amar y Vivir."

¡Ah! qué a gusto se siente uno en estas fechas. Tantos adornos, tantas lucecitas. Tantas banderitas en los autos. Tantos choros. Tantos discursos. Tantas promesas. Tanta música tradicional y llena de patrioterismo y alusiones a nuestro querido y muy adorado terruño nacional.

En estos días patrios me parece ver todo más claro. Y mañana, por si fuera poco, será el día de dar otra vez y en forma renovada, nuestro patriótico Grito de Independencia.

Gracias al súper mega operativo federal que se aplicó ayer en el Zócalo, todo parece indicar que el Bombón podrá gritar mañana y tocar la campana de Dolores, pero: ¿ya se acabó?, ¿por qué no lo hicieron antes?, NPI.

Pese a todo, tampoco sabemos bien a bien de quién nos independizamos, ya que los mismos ricos que eran entonces dueños del país lo siguen siendo ahora, ¿o no?

Tampoco nos han querido aclarar si nuestra independencia afecta la dependencia que tenemos con los Estados Unidos y, peor aún, sabiendo que nos tienen bien checaditos con sus espías en conflicto.

Pero eso hoy poco importa. La idea de estas fechas es festejar y echar desmadre para disfrazar lo que somos, lo que no somos, o lo que algunos creemos que podríamos llegar a ser si nos independizáramos de nuestro vetusto, arcaico, corrupto e inoperante sistema político... que hoy sigue tan sonriente.

Son cosas de la democracia.

Por eso hoy, mi horizonte se eleva más allá de los volcanes y mi espíritu se hincha de esa voz profunda que llevamos todos, para gritar: ¡Viva México!

Y mi grito no es gratuito.

Los recurrentes anuncios de los diarios durante estas fechas nos hacen percibir que no sólo vamos bien, sino que, ¡vamos súper bien! o, mejor que eso, ¡estamos de pelos!

¿Será coincidencia?, o ¿será una sincronía de la historia?, o ¿quizá se trate de una mera casualidad?

Recuerde: "el que duda peca", como decía el apóstol San Pablo.

Porque, con tanto optimismo que traigo encima, no se me ocurre siquiera que ésta sea una estrategia perfectamente planeada por los usufructuarios de nuestros impuestos. Tampoco se trata de que nos quieran engañar, ni vernos la cara de ¿what? ¡Eso es imposible!

O, ¿me equivoco?

Por ello, le...

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